El perro tiene risa. Ríe a su manera, con la mirada y el jadeo. Es una risa pura, fruto del limitado intelecto que atesora. No todos los seres manifiestan del mismo modo sus necesidades vitales. Precisamente por ello, el perro ríe con la lengua medio fuera y la mirada perdida. A veces, incluso le da la tos.
El gato también ríe, pero lo hace para adentro, un poco a mala intención. Ya se sabe eso del carácter enrevesado que tiene. Además –y aquí va todo un clásico–, ¿han visto alguna vez a seis gatos tirando de un trineo? Lo del humor en el gato, es más sarcástico que otra cosa.
En cambio, el perro ríe con gran facilidad, siempre y cuando esté óptimamente cuidado. Una pelota de tenis rodando por el suelo, un palo que vuela por el cielo, una pantorrilla al descubierto… El mínimo estímulo excita al perro. Por ello, con las claves precisas podemos ayudarle además, a reír.
A priori no resulta complicado provocar la risa del perro. Pero si no quiere sentirse como un cómico de pacotilla, ¡aprenda las claves del humor para perros!
A los perros no les gusta el humor inteligente. Por encima de todo, prefieren la comida o la sexualidad. Y ya, solo después, la comedia física. Por ello, generar situaciones cómicas muy básicas es la única manera que usted tiene para hacer que el perro ría con gusto y con usted.
Genere inversiones de expectativas que puedan ser entendidas por un niño de tres años. Para ello, utilice un niño de tres años como testador. Si el niño no se ríe, al sketch le faltan detalles por pulir. Y si se ríe demasiado, póngase en contacto con los fabricantes del niño, pues algo puede no estar funcionando correctamente.
No se sienta mal por tener el deseo y la convicción de aspirar a hacer reír a los perros. Los perros son un público muy agradecido, pues si son de razas pacíficas –como por ejemplo galgos o labradores– tienden a quedarse dormidos en el sofá. Mientras, usted puede continuar pensando en más y más situaciones cómicas para divertirlos.
Tal vez el público canino más complejo sea el de los perros de presa. Sobretodo, hay que llevar una especial precaución con los rottweiler, pues suelen tener muy poco sentido del humor. De hecho, es más que probable que en lugar de provocarles risa, termine provocando su propia defunción.
El mundo al que nos dirigimos dicta que quien sea capaz de hacer reír a los perros, tendrá su vida más que asegurada. Porque los perros son el futuro. Los gatos también, pero no tanto, pues son menos fáciles de manipular; por ello interesan un poco menos.
El perro tiene risa. Ríe a su manera, con la mirada y el jadeo. Es una risa pura, fruto del limitado intelecto que atesora. Y es una obligación moral procurar su absoluto bienestar, que incluye cómo no, el derecho a la diversión. La risa es un generador de placer, como ha dictado la ciencia al estudiar sus reacciones en nuestro cerebro y organismo. Y aunque el cerebro de los perros es diferente, provocarles la risa es un milagro de la naturaleza que le hará sentir afortunado.
«Si supiésemos traducir lo que quiere decir el gallo con su quiquiriquí del alba, sabríamos el secreto de la creación». Ramón Gómez de la Serna