Nos hemos desplazado hasta el mercadillo que todos los viernes se realiza en la plaza, para entrevistar –por vez primera y en exclusiva para este blog– al Rey de las Bragas, exponente y referente máximo del llamado Marketing de guerrilla. Hemos quedado con él a las nueve de la mañana, pero cuando llegamos dice estar esperándonos ya cuarenta minutos por lo menos. Y es que, como más adelante comprenderemos, así es ser el Rey.
¿Por qué eligió usted la braga como negocio? Yo no elegí la braga; ella me eligió a mí. Me viene de herencia familiar, pues mi padre y mi abuelo fueron también reyes. Se dice que a mi bisabuelo le vino por parte de su suegro.
¿Todo hombres? ¡Sí claro!
¿Y eso? Pues fíjese que no es nada sexista, ¡eh! Que conste en acta que mi mujer también es reina, como lo fueron exactamente igual mi madre y mi abuela. Lo único es que, claro, para hablar de bragas en medio de la algarabía del mercado, parece que la voz de un hombre pega más. ¿No le parece?
No es mi papel opinar, sino preguntar. Pues pregunte, pregunte…
¿Qué es lo más importante a la hora de vender? Pues ni más ni menos que querer hacerlo. Y creértelo. Creer que lo que quieres vender, ¡lo vas a vender!
¿Y se vende? ¡Vamos que si se vende! ¡Obsérvelo usted mismo!
¿Qué papel tiene la mentira en todo el proceso de venta? Muy reducido. Tú no puedes mentir, porque te van a oler la mentira inmediatamente. En cambio, puedes fantasear. Puedes omitir información, pero siempre de manera muy sutil. Puedes imaginar una realidad tangente, que se toca en un puntito con la verdad. Ese puntito es el punto de mayor venta; es la esquina, el cruce donde mayor visibilidad se tiene. Ahí, si gritas un poco, ¡se entera todo el mundo de que estás!
¿No le preocupa que se rían de los berridos que da al anunciarse? ¿Preocuparme yo? Mire: ¿usted está entrevistando al rey de las alpargatas? ¿A la reina de las coles? ¿Al mariscal de los pijamas? ¡No! Usted está entrevistando ¡al Rey de las bragas! ¡Por algo será, digo yo! Si no gritase como grito; si no hiciese reír con mis ocurrencias a las clientas, nadie se interesaría por mí. Y así, ya lo ve: después de Elvis, el Rey ¡soy yo!
Una buena braga –o un buen calzoncillo– son incuestionables
¿Son ciertos los rumores que ponen en entredicho la calidad de su mercancía? Son igual de ciertos que si fueran falsos. La calidad del producto que vendo está probada. Y no hay más discusión.
Está bien, no pretendo incomodarle. Usted afirma que la braga es el último reducto del bienestar; ¿por qué? Pues muy sencillo: porque una buena braga –o un buen calzoncillo– son incuestionables. Quiero decir que las capas externas de la vestimenta, no sobreviven a la evolución trepidante de la moda. Pero debajo… ¡Debajo es un territorio privado! Atemporal. Puedes ir con el último vestido de Channel, y debajo llevar una braga vendida por mí. Y te aseguro que nadie notará ninguna diferencia.
Si no puedes resistirte a tu propia venta, si te comprarías a ti mismo aquello que estás vendiendo, ¡vas por el buen camino!
¿Le ha perjudicado mucho la irrupción de internet? ¡Para nada! Porque lo que yo vendo no lo puedes encontrar en Amazon, Aliexpress, o la tienda virtual que te puedas imaginar. ¡Porque yo vendo ilusión! Cuando alguien me compra una braga, o un calzoncillo, panty, calcetín o media… no me compra solo lo tangible, sino que me compra una idea, ¡un sueño! Además, también tengo tienda online: elreydelasbragas.com
¿Qué consejo le daría a alguien que quiera comenzar a vender sus productos? Que los venda. No que maree la perdiz, diciendo que quiere venderlos: ¡que los venda! Y para venderlos, hay que explicarlos como si necesitases comprarlos tú. Si no puedes resistirte a tu propia venta, si te comprarías a ti mismo aquello que estás vendiendo, ¡vas por el buen camino!
¿Quién le enseñó a vender? Mi maestro: mi abuelo, que decía lo que mi abuela le decía que tenía que decir.
Por último, ¿quiere recomendarnos algún libro que haya leído recientemente? Yo leo poco, porque no tengo tiempo. Pero de leer, leería, precisamente uno suyo, Sergi. Uno que se llama Resistir. ¡Me gusta mucho la tapa y lo que dice usted que cuenta! ¡Anda! Pues mire, además ahora puede comprarlo junto con la bolsa de tela Vegetal Killer, que le sirve para comprar en el mercado sin usar tanto plástico. ¡¿No me diga?! ¿Y dónde puedo comprarlo? Pinchando aquí ¡Ay! Perdón. No que me pinche a mí, ¡pinche el enlace! ¡Oiga pero esto es una entrevista que está usted grabando; no puedo ver el enlace ahora. Tranquilo que ahora se lo mando al WhatsApp. ¡Menos mal!
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