Una mañana de diciembre, mientras paseaba a mi perro se me encendió la idea de escribir un ensayo en lo que –imaginé– tardaría el lector en leerlo. Partiendo de una conversación con mi esposa, en la que debatíamos acerca de la relevancia que puede alcanzar la IA, decidí imaginar cómo será cuando sea este tipo de inteligencia la que nos escriba los libros. Como, con unos cuantos parámetros, será capaz de escribir un libro con mucho más éxito que la mayor parte de los publicados actualmente. Eso sí, es más que probable que el toque de imperfección que aporta el escritor humano jamás lo alcance. Así me hice fuerte en mi inconsistencia y decidí sentarme a repasar de un plumazo el presente (idiota) que ha copado este –casi finiquitado– 2022. El resultado, es mi ensayo más ácido y a su vez divertido hasta la fecha. Te garantizo una lectura muy amena y unas ilustraciones subyugantes, creadas precisamente a través de IA.
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