Cuando una sociedad empobrece su lengua, el poder onomatopéyico se revela como la verdadera fuerza bruta de la naturaleza humana.
UnoNo te muevas, por favor. Aguanta ahí; así es, sonríe. ¡Estás muy bien! No te preocupes por las arrugas de la camisa, las corregimos luego en el estudio. ¡Perfecto! Tiene una uña medio rota, pero tampoco me preocupa en absoluto. Es lo que tiene esta lente, que sale todo, todo ¡todo! Resulta simpático imaginar cómo tenían que ingeniárselas hace años, para que estas cosas no se viesen. A ver, levanta un poco el mentón; así, así. Y a pesar de todo, si revisamos fotografías de antes de la era digital, están plagadas de imperfecciones. Es un cambio radical. Una revolución de las de verdad. Antes la gente salían tal y como se veían en directo ¡para eso no hace falta hacerse ninguna foto! No hablo tanto de las profesionales hechas en estudio, que también, sino sobretodo de los reportajes in situ. Creo que ahora, las fotos reflejan mejor la perfección humana. Destilamos lo pasajero y dejamos para la posteridad lo eterno. La belleza. ¡Si en la antigua Grecia llegan a tener estos medios! Gira un poco la mirada, porfa. El poder disparar tantas opciones para luego rescatar las válidas. Y luego poder trabajarlas, pulirlas, hasta que quede un resultado óptimo. Eso es el progreso. Tener la facilidad para errar y que luego no se note. Mejorar un resultado, a costa de mejorar una realidad que no está a la altura de perfección suficiente. La cultura de lo visual impera y como tal hay que alimentar a la bestia. Quien pretenda mostrarse tal y como es se expone a parecer vulgar. Y lo vulgar, amigos, no está de moda. Nunca lo ha estado, por mucho que las televisiones intenten normalizarlo por sus intereses de mercado. Ahí estás, ¡divino! ¡Ni respires! El momento sublime es el presente; la magia, sucederá cuando lo retoquemos, reescribiendo una historia que jamás ha terminado de suceder en realidad. ¡Clic!
Dos «Esto es muy fuerte». La reacción de Ferreras ante la frase de Pedro Sánchez en ‘Al rojo vivo’. ¿Qué habrá dicho? ¿Cómo habrá reaccionado? Es del Huffington Post, lo más probable es que no sea nada relevante. Seguro que luego es alguna chorrada que plantean de este modo para hacerme clicar y darles una vista. ¡La tiranía de la publicidad! ¡Está claro! Seguro que ha dicho algo que ya sabíamos; seguro que tampoco es para tanto la reacción esta a la que hacen referencia. Puedo sentirme estafado si pincho el enlace y desvelo el mensaje que me quieren transmitir. Porque quieren transmitírmelo, ¡de eso no hay ninguna duda! Sé que seguramente será para bien poco esta información. Y sin embargo, no paro de preguntarme cuál ha sido la reacción a la que hacen referencia. Igual ha sido algo fuera de lo normal. ¡Igual ha sido una revelación tan directa que el periodista ha quedado desbordado! El momento actual es muy tenso. Es probable que haya cometido un error en toda regla, desvelando algo que los poderes fácticos no quieren que sea desvelado. ¡Por eso habrá reaccionado así Ferreras! ¡Claro! ¡Seguro que es eso! Pero para desbordarle, para hacerle reaccionar del modo que dan a entender, ha tenido que ser gordo. ¡Con la experiencia que tiene este señor! Tengo que verlo, sino me voy a quedar con la duda, durante los próximos veinte segundos de mi ajetreada vida digital Clic.
¡Haz clic y compra resistir! Una lectura que te invita a reflexionar y ser consciente de quién eres y qué lugar ocupas en el mundo.
TresHay un punto en el que notas cuando la granada está liberada. Notas que la cuenta atrás está corriendo en dirección a ti. Notas que el peso quema en las yemas de tus dedos y sientes la urgencia por lanzarla lo más lejos posible. A un compañero le explotó una a tan solo tres metros de distancia, y porque se lanzó dentro de una cuneta, sino… Es aterrador imaginar el potencial de destrucción que llevas en el puño cuando la sujetas para liberarla con el índice de la mano opuesta. Cuando tiras de la anilla, es como darle una palmada en la espalda a esa hija que comienza el colegio. Sal al mundo; cumple con tu cometido. Y luego, claro, está la memoria de los sonidos. No hablo del gran y seco vacío que se genera tras la detonación, sino del lapso efímero entre el chasquido inicial y la opulencia explosiva. Ese compás de espera en el que todo sucede. Cuando la fuerza debe ser la precisa y el objetivo estar bien claro. Un error puede suponer más muerte de la esperada. Visualizas, la coges, pones el dedo en la anilla, tiras con firmeza y ¡ya lo tienes! ¡Tú puedes! ¡Puedes hacerlo! ¡Para esto has venido hasta aquí! ¡No pienses en nada que no sea necesario para llevar a cabo tu cometido! ¡Hazlo! Clic.
Y cuatroEl universo se expande sin mayor explicación que la de la onda expansiva más fuera de la lógica humana. Es una simple cuestión de escala, que diría un pigmeo a su novia Masai. Además, en el caos absoluto hay un orden que escapa a nuestra comprensión. Y no es solo eso, sino que como estamos, por si faltase algo, condicionados por el cómo interpretamos el mundo a través de nuestro sentido de la vista, nos es más difícil tratar de racionalizar aquello que escapa a nuestra comprensión. Solo con poder observar la realidad tal como es; con poder comprender que el espacio está lleno de minúsculas partículas flotantes; que el vacío como tal es un estado difícil de encontrar… Y en medio de esta maraña de corpúsculos microscópicos, emergemos los humanos tratando de comprender todo cuanto nos rodea. El tiempo, ¡fíjate tú, el tiempo! ¿Qué diantres es el tiempo? ¿Es una correlación, o un estado? ¿Es unidireccional o puede ser reversible? ¿Desde cuando está corriendo el tiempo? ¿Habrá variado alguna vez en su velocidad? Tal vez, desde nuestra insignificancia sea imposible de percibirse. Si vas en un tren a toda velocidad cuyo trayecto ocupa seis horas y tu tiempo de vida es de dos segundos, nunca llegarás a percibir si el tren acelera o desacelera. Otra vez lo de la Masai; cuestión de escala… Y todo ello solo refiriéndome a cuestiones exógenas, porque lo endógeno, a pesar de la cercanía, parece estar incluso más lejano. ¡Fíjate el misterio de los genes! ¡O la complejidad del funcionamiento neuronal! El cerebro es esponjoso, ¿pero hay vacío entre neuronas, o es una red que en realidad ocupa todo? ¿La sinapsis es como el tiempo o como el espacio? Joder y a todo esto, mañana tengo que recoger los papeles para recoger el coche del taller. ¿Qué hora será? ¡Las cuatro y media por lo menos! Me parece que me apetece levantarme a orinar. Clic.
Las onomatopeyas son como los millennials: comunican información a base de sonidos que imitan palabras que no se conocen o no se quieren conocer.